martes, 12 de julio de 2011

SENZA CONSCIENZA

“Lo poco que sé, se lo debo a mi ignorancia” (Platón)

A nadie puede pillar por sorpresa que evidentemente una de las figuras baloncestísticas que más nos apasiona en este blog es la del tirador. Por cuanto tiene de loco, genial e inconsciente. Si hablamos de pura inconsciencia en el lanzamiento (pero de una gran entrega y sacrificio para el equipo y una cabeza perfectamente amueblada en el resto de las facetas del juego), pocos jugadores representan más ese tipo de baloncesto que más que un deporte parece un estado de ánimo que el protagonista de nuestra entrada, a quien esta temporada decimos adiós en nuestra liga después de seis años de triunfos con el jersey azulgrana, y que se va, ahí es nada, siendo el extranjero que más partidos ha disputado para ese club. Nos referimos al creador del ya celebre “tiro ignorante”, Gianluca Basile, “il bello Baso”. El tirador de mandarinas. El despiadado pistolero de sonrisa seductora.  

Sonrisa de seductor para un alma de killer.




Las finales de la ACB de la temporada 2008/09 se presentaban apasionantes por muchos motivos. Dos grandes plantillas, Baskonia (en su última aparición ACB como TAU) y Barcelona, en un duelo con cierto morbo, con un Ivanovic decidido a consumar la venganza de su salida del club azulgrana un año antes y que ya había comenzado en Supercopa y Copa del Rey, frente a un Pascual que disputaba su primera temporada completa como primer entrenador, y al que le habían puesto en sus manos una plantilla de auténtico lujo y el mayor presupuesto de la ACB. Los vitorianos tenían el siempre apetecible factor cancha a su favor, que les correspondía justamente como mejor equipo de la fase regular. Llegaban a la final con dos títulos esa temporada en sus alforjas, las citadas Supercopa y Copa del Rey, ganando en ambas ocasiones al Barcelona en final y semifinal respectivamente, pero por contra, Pascual y sus hombres habían cercenado el paso de los vascos a la Final Four de la Euroliga tras una vibrante eliminatoria a cinco encuentros. El TAU había sido mejor a lo largo del año, pero el Barcelona parecía encontrar su mejor versión según la temporada se acercaba a su fin.   

Ni Carmichael, ni Trumbo, ni Norris... "Baso" es el extranjero que más veces ha vestido la "maglia" azulgrana.




Con estas premisas se abría un primer partido de las finales en cancha alavesa realmente igualado, disputado, y con momentos de buen baloncesto, esos que dignifican nuestra liga y justifican que se considere la mejor liga del mundo fuera de la NBA. En el último minuto el luminoso reflejaba un empate a 79 totalmente incierto sobre el devenir del primer punto. El TAU golpeaba primero con una falta personal recibida por Rakocevic, quien a pesar de fallar el segundo lanzamiento de tiro libre, colocaba una mínima ventaja para su equipo, traspasando toda la presión para el Barcelona en una última posesión en la que estaba obligado a anotar. La jugada, como no, la iniciaba un Navarro en sus habituales funciones de líder clarividente cuando la presión aprieta. Su intento de penetración concluye en un balón atrás a Andersen, quien llevaba un magnífico partido (21 puntos) que se levanta en buena posición desde la línea de 6,25. No era una mala opción, pero el tiro fue errado. Tras el palmeo e intento en vano de control por parte de varios jugadores el balón acaba llegando a manos de un Basile que hasta el momento sólo había mirado el aro en una ocasión y para fallar, su casillero anotador por tanto estaba a cero. El marcador advertía que quedaban dos segundos para la conclusión del encuentro. El italiano no tuvo que pensar mucho, si es que llegó a pensar algo. Simplemente el balón cayó en sus manos, se levantó, lanzó… y anotó, enmudeciendo el Buesa Arena sobre el que parecía planear de nuevo la sombra del triple de Herreros como paradigma de trabajo echado por tierra en finales insólitos de la ACB. Punto de break para un Barça que rompía el factor cancha a las primeras de cambio ganando un partido a la postre decisivo, puesto que el equipo vitoriano ganó el segundo envite para perder sus dos partidos como visitante en un Palau donde el Barcelona fue muy superior, y Basile se mostró especialmente inspirado con 19 y 17 puntos respectivamente.  

"Il bello" con su trofeo más ilusionante: la Euroliga.


Aquel triple genial de “Baso” entraría por derecho propio en la historia de canastas míticas de la ACB, y pronto se empezaría a hablar de eso que el propio jugador definía como “tiro ignorante”. Lanzamientos que desafían a la lógica, ejecutados desde el poder del corazón y la fuerza del alma. Pura inconsciencia, un salto al vacío. “Senza conscienza”, en palabras e idioma del propio jugador. Luego nos enteramos de que tan peculiar personaje ya llevaba años refiriéndose de tal manera a este tipo de acciones que sólo se pueden entender desde cierto atisbo de locura deportiva, concretamente desde una remontada ante el Cantú en el 2003 cuando jugaba en Bolonia.   

Héroe en Bolonia.




La carrera de Basile está llena de momentos de este estilo, de jugadas de este calibre. Triples imposibles para decidir partidos, como el anotado con los boloñeses ante el Efes Pilsen para meterse en la Final Four de Euroliga, o el que anota en semifinales olímpicas del 2004 ante Lituania para sentenciar el pase a la final. Era su séptimo triple, por cierto, para una tarjeta de 31 puntos frente a una grandiosa Lituania en la que formaban jugadores como Jasikevicius, Macijauskas o Stombergas, en una de las mejores semifinales olímpicas de la historia reciente. Otras inolvidables exhibiciones ofensivas labradas sobre todo a base de canastas de tres puntos, como aquel amistoso ante los Estados Unidos de Iverson, Wade, Carmelo, LeBron y Duncan, o el partido de play-offs de Euroliga con 34 puntos frente al Maccabi Tel Aviv también merecen recordarse como "highlights" de la larga carrera del brioso escolta italiano. Ahora bien, es cierto que el paso de Basile por ACB no puede ser recordado como el de un anotador regular o el de un tirador compulsivo (estamos hablando además de un equipo cuya principal referencia ofensiva siempre la ocupa Navarro, excepto, como es lógico, en su año NBA), si no el de un abnegado jugador de equipo que siempre dio al plantel lo que necesitaba en el momento y pedía el partido. A veces rachas anotadoras cuando no se encontraba el camino de la canasta y había que recurrir a la locura para romper guiones maniatados, pero las más de las veces sacrificio en defensa y ese trabajo oscuro que a priori no se ve pero siempre es apreciado por cualquier entrenador y acaba calando hondo en el buen aficionado. Por eso a sus 36 años Gianluca sigue siendo un jugador con cosas que ofrecer y con mucho baloncesto por delante. Su marcha de la ACB es una baja más en un Barcelona que, por unas u otras razones, va a cambiar prácticamente media plantilla respecto a la temporada pasada, algo un poco chocante en un equipo que ha ganado tres títulos a lo largo del curso. En estos momentos está sin equipo, pero hay informaciones que apuntan a su regreso al Reggio Emilia en el que debutó profesionalmente en el pallacanestro italiano. Allí estamos seguros de que seguirá anotando sus triples ignorantes, asfixiando a los rivales con su defensa incansable, y, porque no decirlo, arrancar pasionales suspiros a las muchachas que visiten los pabellones, ya que "Baso" siempre ha sido uno de los jugadores con mayor predicamento entre las féminas y además los años parecen sentarle de maravilla. Ha sido un honor tener en nuestra liga a este jugador tan especial, aunque más de una vez sus triples me hayan hundido en la miseria cuando eran contra la camiseta blanca, pero el propio Basile seguro que me dará la razón cuando digo que lo cortés no quita lo valiente. Es más, un mundo en el que se pierdan la elegancia y las formas y no se admiren ni se sepan reconocer ciertos ideales y valores estéticos, será un mundo en el que no merecerá la pena vivir.  

Todo un ídolo en Italia.


Para algunas escuelas filosóficas, la ignorancia y la inconsciencia están íntimamente relacionadas con la felicidad, ya que el desconocimiento de la cruda realidad impide la certeza del sufrimiento y la empatía con el dolor. No hay más que echar un vistazo alrededor para darse cuenta de esta gran verdad: nadie vive más feliz que un ignorante o un loco.    

¿Leyendo "El tirador melancólico"?

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