viernes, 5 de agosto de 2011

A REBOUNDER WITH A CAUSE

“Maldigo la poesía concebida como un lujo 
cultural por los neutrales 
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. 
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.” 

(Gabriel Celaya, “La poesía es un arma cargada de futuro”)


Ya que esta va a ser nuestra última entrada durante un tiempo, debido a que mañana cogeré unas pequeñas vacaciones (aunque quien sabe, quizás acabe sucumbiendo y volviendo a escribir), me gustaría que fuese todo lo especial posible, por ello traemos a colación a un personaje desgraciadamente inusual en el mundo de la canasta y del deporte en general, ya que no es fácil encontrar deportistas con esta capacidad de compromiso con la sociedad. Un compromiso que va más allá del marketing o de  campañas publicitarias o de donaciones puntuales a la comunidad (bienvenidas sean, por otro lado), si no que tiene más que ver con la inquietud del día a día por intentar que las cosas vayan mejor en la sociedad en la que vivimos.

Hace días uno de los rumores del verano (que parece que simplemente ha quedado en eso, en rumor) hablaba de la posibilidad de la llegada de Etan Thomas a nuestra Liga Endesa, concretamente al Murcia, o en último caso al Bilbao. Finalmente parece ser que no va a ser así, pero es una excusa ideal para hablar de este singular pívot con alma de poeta… sobre todo hoy día que volvemos a ver las calles agitadas bajo un grito ahogado de indignación estrangulada una vez más por el brazo ignorante del poder.

Más que un atleta.


Como digo, no es fácil encontrar en el mundo del deporte profesional gente con la sensibilidad y la buena cabeza de este atleta. Un luchador nato, enfrentado a una operación a corazón abierto hace unos años debido a su cardiopatía congénita (de un tipo que desgraciadamente conozco bien) Un corazón que le ha dado problemas, pero que a la vez es un motor de irrefrenable pasión por la vida, por las letras, y por el baloncesto. 

El ser una persona comprometida, o digamos inquieta con todas las injusticias sociales que ves a tu alrededor (machismo, racismo, xenofobia, homofobia, corrupción política, pobreza, etc, etc) no parece algo difícil de encontrar sólo en el mundo del deporte. Incluso en la cotidianidad del hombre de la calle empieza a estar mal visto el tener este tipo de tendencias en tu pensamiento, ya que resulta poco “cool”, y enseguida te colgarán el sambenito de ser un triste tipo “políticamente correcto” en vez de un alocado machote bravucón. El hooliganismo político que roza la paranoia también juega cartas en este asunto. Si tienes una línea de pensamiento, digamos, similar a la de Thomas, enseguida te tacharán de cosas absurdas y estupideces varias como “rojo”, “izquierdista”, o “progre”, demostrando que hay gente que parece no querer enterarse de nada, ya que ser sensible a los problemas sociales no es una cuestión en absoluto política, se trata simplemente de sentido común. Y hay algo peor aún, que te califiquen de “trasnochado”, es decir, preocuparse y protestar por vivir en un mundo de mierda ya no está de moda. Sinceramente, creo que no puede haber más “trasnoche” o desfase con la realidad que nos rodea que el de quienes siguen pensando que esto es una cuestión de batallas ideológicas y de pensamiento político, mientras siguen jaleando todas las atrocidades e insultos a la inteligencia que realizan nuestros líderes políticos, cómodamente apoltronados gracias a la indiferencia generalizada que sigue mirando a otro lado. Como digo esto no va de banderas políticas, ni de gaviotas ni de rosas en un puño, si no de sentido común, pero imagino que no está de moda hablar de estos temas, no mientras lo que importe de verdad sea quien ha ganado la última edición de “Supervivientes”.

There's a power in the union.


Así pues es de celebrar la existencia de cestistas como Thomas, airado opositor a la guerra de Irak, demostrando una total valentía dentro de una NBA que prefería callar ante las barbaridades de su gobierno, o en todo caso y por supuesto alinearse sin ningún tipo de duda al lado del Pentágono y la fuerza bruta. La voz de Thomas aquellos días fue un oasis en medio de un desierto de indiferencia.   

Recitando para la comunidad.


A través de sus libros de poemas, sus artículos, y su blog en el crítico Huffington Post, descubrimos en Thomas a, efectivamente, un rebelde (“a rebounder with a cause” es uno de sus “nombres de guerra”), un privilegiado por todo lo que la vida le ha dado como jugador profesional de baloncesto, pero no por eso un tipo que vive con los ojos cerrados al mundo. Pacifista, antibelicista, y contrario a la pena de muerte, su manera de pensar parece una provocación en una sociedad forjada a golpe de gatillo y escupitajo de rifle. Es cierto que sus méritos baloncestísticos no son demasiado notorios, en una carrera marcada por las lesiones y los problemas cardiacos sólo en Washington alcanzó cierta relevancia como sacrificado jugador de rotación, de esos que no tienen problemas en partirse la cara por el rebote y dejarse la piel en defensa en favor del lucimiento de otros. Pero sin duda alguna, y repito que por desgracia, debido a sus cualidades intelectuales y humanas, se trata de otra de esas “rara avis” del mundo del baloncesto de las que somos tan devotos en este humilde blog.  

En Washington, sus mejores años.

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