miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA HORA DE ORENGA





La actualidad baloncestística del día de hoy ha venido salpicada con un nombre propio acaparando todo foco en el mundo de la canasta: Sergio Scariolo. El entrenador italiano ha decidido poner fin, parece que de mutuo acuerdo con la Federación, a su exitoso ciclo de cuatro años al frente de los banquillos de la selección española de baloncesto. Veremos si es un adiós definitivo o su puerta sigue abierta. Hora por tanto de hacer balance de cuatro veranos que se resumen en dos títulos de campeones de Europa (nuestros únicos títulos continentales por otro lado), un subcampeonato olímpico, y la pequeña decepción del sexto puesto en el Mundial de Turquía (sin Pau Gasol ni Calderón) Del técnico de Brescia se ha dicho de todo, y más que se dirá. Particularmente en este blog nos gusta tener cierta sensatez y dos dedos de frente. Esos dedos de frente me hacen ver que un ciclo en el que se obtienen dos oros (repito, en un torneo que nunca habíamos ganado), una plata y sólo una genialidad de Teodosic nos deja fuera de la lucha por las medallas en el único caso que no subimos al podio, sólo puede ser calificado como sobresaliente. Esto en lo plenamente resultadista, aspecto en el que el italiano ha estado casi irreprochable. Se le contrató para mantener en lo más alto a una selección que había tocado el cielo tres años antes de su llegada con Pepu Hernández, y en ese sentido la cosecha de metales habla por si sola. En lo baloncestístico, en lo exclusivamente relativo al juego, creo que su mando y su mano han sido notables. Algunas sombras, muchas luces, y una selección que ha sido una perfecta sinfonía cuando ha alcanzado su mejor versión, mejorando notablemente Scariolo el único pequeño defecto que parecía mostrar nuestra mejor generación de jugadores: el ataque en estático. La selección de Scariolo ha seguido impregnada de las señas de identidad de las que la dotó el gran Pepu Hernández: sacrificio defensivo, espíritu estojanovista, y el contraataque como arma ofensiva predilecta. Pero dimos un paso adelante a la hora de desentrañar partidos incómodos, maquiavélicos, esos en los que los rivales trataban de asfixiar el talento a base de músculo. En ese sentido creo que el cenit baloncestístico se alcanzó en el Europeo de 2009 en Polonia con los cinco partidos finales en los que conseguimos interpretar un juego que rozaba la perfección. Nunca había visto a este grupo jugar así, y nunca lo he vuelto a ver. Pido al aficionado desagradecido con Scariolo que repasé esos cinco partidos, comenzando con aquel delicado momento frente a Lituania, con un 15-24 en contra que incidía en el mal y dudoso campeonato que estábamos haciendo hasta el momento (recordemos que hasta llegamos a estar contra las cuerdas y en la calle frente a Gran Bretaña) Fue el último mal momento de una selección que a partir de ahí comenzó a jugar a este juego como si hubiera sido exclusivamente concebido para ellos. Parcial de 23-0 para encarrilar un partido que se acabó ganando por 14 puntos. A partir de ahí trituramos a los locales polacos para certificar el pase a cuartos de final (cómo últimos de grupo), destrozamos a la hasta entonces invicta y gran favorita Francia (con un Tony Parker que llegaba como máximo anotador del torneo y al que Ricky Rubio le comió la tostada de una manera brutal), nos merendamos a Grecia en la semifinal, y en la gran final Serbia fue un juguete en nuestras manos. Primer cetro continental pasando sin piedad por encima de los más duros rivales con diferencias siempre rondando los 20 puntos. Un rodillo. Un derbi de demolición baloncestístico. Créanme, difícilmente se puede jugar al baloncesto mejor que como lo hicimos a partir del minuto 12 de aquel partido contra Lituania y hasta el final de aquel torneo.  

Y por fin, reyes de Europa.


De modo que se cierra una etapa realmente brillante de nuestro baloncesto, y le llega el momento a quien ha estado a la sombra de Scariolo durante estos años, e incluso ya figuraba en el staff técnico de la selección en los JJOO de 2008 junto a Aito García Reneses. Buenos maestros. No sólo eso, al hablar de Juan Antonio Orenga también hay que recordar su contribución al buen momento de nuestro basket trabajando con los U20 a los que ha llevado al podio en tres ocasiones: bronce en 2007, plata en 2010 y oro en 2011 en el Europeo de Bilbao que muchos recordarán con aquellas impresionantes actuaciones de un Nikola Mirotic cuyas dudas sobre que selección absoluta abrazar quizás se disipen gracias a la llegada de uno de sus mentores al banquillo de nuestra roja. También los U18 han pasado por sus manos, sin ir más lejos este mismo año con su triunfo la pasada Primavera en el mundial oficioso de Manheim con la generación del 94 (y alguno del 95), teniendo a su cargo a jugadores como Josep Pérez, Albert Homs, Willy Hernángomez o Ilimane Diop, quienes tarde o temprano tendrán que tomar el relevo de la precisamente anterior generación en obtener triunfo en la localidad alemana. Nos referimos, claro está, a la del 80. Por lo tanto estamos hablando de un hombre de FEB puro y duro y un entrenador idóneo a la hora de iniciar una transición que esperemos sea lo menos dolorosa posible cuando Pau Gasol y Navarro dejen de liderarnos hacia el éxito. La duda que queda en el aire es si Juanan llega al banquillo nacional absoluto para quedarse, o simplemente se trata de no “quemar” a algún nombre ilustre (el propio Scariolo) en un torneo que hoy día podemos considerar para nosotros “menor” (¡quién nos los iba a decir hace años!) y en el que posiblemente suframos alguna ausencia notable. Ya sabemos como funcionan por aquí las cosas y como se va a atizar a quien sea el primero en no poder seguir subiéndose al podio. Pero imaginemos (y que el Dios de la canasta quiera que así sea) que Orenga gana el próximo oro europeo con un juego brillante y sin nuestros líderes Pau y Navarro. ¿Con qué cara se le dice que debe dejar sitio a otro técnico de “perfil alto”? ¿No sería además esta una estupenda ocasión para volver a contar con un seleccionador nacional dedicado “full time” al equipo de todos?  

Aprendiendo de Aito


En todo caso ya habrá tiempo para especular con el futuro, ahora es momento de agradecer a Sergio Scariolo su buen hacer durante estos cuatro años, y desearle suerte al nuevo primer inquilino del banquillo. Juan Antonio Orenga. Uno de los nuestros. Mientras en otros sitios prefieren seguir hablando de "dictaduras de la pocha", clanes, y conspiraciones (todo de un modo patéticamente difuso, ya saben... "he oído que", "se comenta que", "tengo un infiltrado que le lleva el gatorade a Marc Gasol"), en este blog optamos por seguir con el baloncesto. Y ahora, es la hora de Orenga.  

¿Se repetirá esta sociedad?

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