jueves, 20 de noviembre de 2014

KOBE Y PAU AUMENTAN SU LEYENDA



Eran tiempos felices



Los habituales seguidores de la NBA saben que una de las características de la mejor liga de baloncesto del mundo es su obsesión por los registros estadísticos. Un océano de números y cifras que traducen el esfuerzo y las hazañas de los más grandes jugadores del planeta. Estos días han sido noticia dos de ellos, dos baloncestistas que además jugaron juntos y nos hicieron pasar no pocas noches en vela a los aficionados españoles cuando compartían la dorada camiseta de los últimos Lakers campeones. 

Es una lástima que en el que parece ser el ocaso de la carrera de uno de los más grandes de todos los tiempos, como es La Mamba Negra, no podamos asistir a verle competir de nuevo por el anillo, y sólo nos quede el consuelo de contemplar sus estratosféricas exhibiciones individuales en los peores Lakers que se puedan recordar en mucho tiempo. Kobe devora registros estadísticos para callar las bocas de quienes querían enterrarle tras sus últimas y graves lesiones (rotura del tendón de Aquiles y rotura de la platea tibial externa de la pierna izquierda), y si difícilmente podrá engordar su palmarés colectivo con un sexto anillo de campeón, al menos en lo individual va a dejar unos números lo más descomunales posibles. Acaba de llegar a los 32000 puntos anotados en esta competición y tiene a tiro a un Michael Jordan al que salvo catástrofe rebasará en poco más de un mes, con lo que se convertirá en el tercer máximo anotador de todos los tiempos (alcanzar a Karl Malone ya parece más complicado, y a Kareem Abdul-Jabbar directamente quimérico), y desgraciadamente, hemos de admitir, comenzarán de nuevo las estúpidas comparaciones con Jordan. No caigamos en ese juego y simplemente disfrutemos de un jugador que es leyenda en activo. Ver a jugar a Kobe, aún hoy día, es contemplar historia viva de este deporte. Aprovechémoslo. 

Nuestro otro protagonista merecería entrada propia, ya que hablamos del jugador que, como hemos referido en otras ocasiones, cambió el curso de la historia para nuestro baloncesto. Pau Gasol se convierte en el sexto jugador en la historia en alcanzar 16000 puntos, 8000 rebotes, 3000 asistencias y 1500 tapones, cifras que revelan el ser uno de los jugadores interiores más completos de los últimos tiempos. Se une al selecto club formado por Jabbar, Olajuwon, Shaquille O’Neal, Garnett y Duncan. En honor a la verdad hay que explicar que la estadística de tapones comienza a contabilizarse oficialmente en la NBA a partir de la temporada 1973-74, de ahí que el aficionado echará a faltar en ese pequeño grupo a algunos de los más grandes pívots de la historia, especialmente Wilt Chamberlain y Bill Russell. Por otro lado es una estadística claramente orientada a los jugadores interiores, ya que no es fácil ver a exteriores llegar a ese número de rebotes y mucho menos de tapones (por seguir con Jordan, a lo largo de su carrera se quedó en 6672 y 893 respectivamente), pero que habla a las claras de cuales han sido los más completos a la hora de atacar, repartir juego, y defender (aspecto éste en ocasiones criticado de manera injusta respecto a Pau) Ya no pueden caber dudas sobre el papel del mayor de los Gasol en la historia universal del baloncesto. Pero por encima de estos registros para los anales, la gran alegría para el aficionado de nuestro país es ver a Pau de nuevo a su mejor nivel y liderando a un equipo con aspiraciones reales de pelear por el título de campeón. Y es que en efecto, sus 18.6 puntos, 10.6 rebotes y 2.5 tapones por partido que está promediando este curso son sus mejores estadísticas en las cuatro últimas temporadas. 


Kobe y Pau, Pau y Kobe, dos de los mejores jugadores de todos los tiempos que compartieron vestuario durante casi seis temporadas y ganaron dos anillos. Quien sabe si sus éxitos conjuntos pudieran haber sido aún mayores de haberse hecho mejor las cosas en esa casa de los líos que se ha convertido la actual franquicia angelina. Sea como fuere, sigamos disfrutando de las esencias que noche tras noche dejan sobre el parqué dos de los grandes genios de la canasta.  

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