viernes, 4 de septiembre de 2015

Y POR SUPUESTO... ESPAÑA




De nuevo en vísperas de otro ilusionante torneo estival que ayuda a sobrellevar el tránsito hacia el Otoño. Resulta difícil imaginar nuestros finales de Agosto y comienzos de Septiembre de la última década y media, nuestro siglo XXI, sin esos Pau Gasol, Felipe Reyes o Juan Carlos Navarro que tanto nos han hecho vibrar en distintos pabellones de toda España con los partidos de preparación, en canchas de toda Europa y todo el globo, o a través de la televisión. 

Hagamos un rápido repaso para saber de lo que estamos hablando, por si algún lector se ha pasado los últimos quince años de su vida en un crucero espacial, ajeno a lo que sucedía en nuestro país relativo al mundo de la canasta. En 1998 unos chavales vestían la camiseta de la selección española en el Europeo de Varna Sub18. Ganaban el oro. Podía haber sido un simple éxito más, de los muchos a los que estamos acostumbrados en categorías de formación (aunque no tan frecuente por aquellos años), pero algo hacía intuir que se trataba de una generación muy especial. Tanto es así que al año siguiente, en el Mundial Junior de Lisboa, acudían con las máximas aspiraciones. Incluso se hablaba de la posibilidad de doblegar a la todopoderosa selección de Estados Unidos. Y se logró la proeza. Aquel mismo 1999 la selección absoluta se colgaba la medalla de plata en el Eurobasket de Francia, cayendo en la final ante la Italia de Fucka, Basile, Marconato y Myers entre otros. Era la selección de los Dueñas, Herreros… y un joven alero que apenas miraba el aro pero entendía el juego como nadie: Carlos Jiménez. Aquella plata fue un rotundo éxito y se celebró como tal (qué diferencia con el tiempo presente), después de años de ostracismo, tocando suelo con el “angolazo”, teníamos razones para ser optimistas. La selección absoluta volvía a rugir en Europa, y por detrás venían unos chavales que auguraban alguna que otra gloria… y lo que vino fue no alguna que otra gloria, sí no una auténtica dinastía.   

Desde 1999 hemos visto a nuestra selección colgarse un oro mundial, dos platas olímpicas, dos oros, tres platas y tres bronces europeos. Nada menos que once medallas. Y un fin de ciclo inevitablemente asomando, a pesar de que no han cesado las nuevas e ilusionantes incorporaciones (Ricky, Llull, Abrines, Mirotic…) asegurando que seguiremos en la elite mundial, aunque cada vez va a resultar más complicado vernos subir a lo más alto del podio. 

Es ley de vida, y lo primero que tiene que asimilar el aficionado es que no somos favoritos para este torneo, donde Francia deslumbra con prácticamente su mejor roster posible y además jugando en casa. Los análisis nos sitúan en el siguiente peldaño, junto a Serbia, precisamente el rival contra el que debutamos. Por tanto una medalla de bronce (precisamente el resultado obtenido hace dos años) sería un éxito notable, sobresaliente en caso de alcanzar la final (y asegurar billete olímpico), y ya no digamos alcanzar el oro. Recordemos que hablamos del Eurobasket más complicado de los últimos tiempos, y en este caso desde luego no es un tópico.   

Personalmente, esta selección 2015 me plantea varias dudas, ninguna respecto a la calidad, pero si sobre la configuración del roster definitivo. Vaya por delante que las renuncias de algunos jugadores (Calderón, Ricky, Marc, Navarro…), los problemas físicos (Ibaka), los divorcios entre jugadores y FEB (Suárez, Vázquez), y los contratiempos de última hora (Abrines) han hecho que Scariolo haya optado por seleccionar a los doce mejores hombres posibles (o al menos los que le ofrecen más seguridad) independientemente de sus posiciones. Así nos encontramos con un roster con seis hombres altos o interiores (Pau, Felipe, Mirotic, Aguilar, Claver y Hernángomez, de los cuales sólo Hernángomez es cinco puro, aunque Pau lleva años jugando de cinco en FIBA), dos bases puros (Rodríguez y Vives), dos “combo-guards” (Llull y Ribas), y dos aleros bajos, ninguno por encima de los dos metros (Rudy y San Emeterio) Esto trastoca de manera considerable, aventuro a pensar, los planes iniciales de Scariolo. Para empezar, es posible que veamos a Claver, por fin, jugando de tres con la selección (como vimos contra Macedonia) durante no pocos minutos. Por otro lado Llull, quien con el técnico italiano jugaba de dos y hasta de tres dirigirá el juego durante varias fases del campeonato. Ribas, a quien apenas veíamos hacer de play-maker en Valencia, tendrá que echar una mano en esa faceta recordando sus comienzos en el Joventut. En definitiva, perdemos “small ball”, que era una de nuestras señas de identidad y nos permitía desarbolar a los rivales al contrataque o en transiciones muy cortas, de diez o doce segundos, siempre partiendo, claro está, de una buena defensa (otra de nuestras señas de identidad) Tampoco se aventuran muchas rotaciones, máxime con el grupo tan exigente en el que estamos encuadrados. Un sexteto clave: Chacho-Llull-Rudy-Mirotic-Pau-Reyes. Todas nuestras opciones pasan porque estos seis jugadores, o al menos cuatro de ellos, mantengan su mejor nivel durante todo el torneo. No tenemos el potentísimo banquillo de otras ocasiones, cuando iban saliendo a pista los Llull, Felipe Reyes o Ibaka, para dar descanso a los hermanos Gasol o Navarro. Por tanto hay que aprovechar al máximo el descanso, en nuestro caso previsto para el lunes día 7, y según se hayan dados los anteriores partidos (Serbia, Turquía e Italia nada menos), aprovechar el en principio balsámico choque contra Islandia del día 9 para dar minutos a los menos habituales. 


Por tanto creemos que hay razones para ser optimistas, porque hay mucha calidad y sobre todo un Pau Gasol que a sus 35 años viene de hacer una de las mejores temporadas de su carrera con su nueva camiseta de los Chicago Bulls, pero hay que ser realistas respecto a nuestras limitaciones, además de observar las numerosas virtudes de los demás. Hablamos de un campeonato en el que hay hasta una decena de equipos aspirantes a medalla (Francia, Serbia, España, Croacia, Grecia, Italia, Lituania, Eslovenia, Turquía y Alemania) Cualquiera de estos diez combinados tiene recursos para subirse al podio. No hagamos un drama por tanto si nos tenemos que conformar con una cuarta o quinta plaza (que al menos nos clasificarían para el Pre-Olímpico) Más que nunca, la línea que separa el cielo del infierno va a ser muy difusa (y en ese sentido imposible recordar que nunca estuvimos más cerca de tal infierno que en el Europeo de 2009, cayendo en el primer partido contra Serbia y a punto de perder contra Gran Bretaña en el segundo partido con lo que virtualmente quedábamos fuera del torneo… no olvidemos tampoco como caímos al cuarto partido contra Turquía… y finalmente fuimos campeones haciendo cinco partidos consecutivos con un baloncesto excelso) Deseemos suerte a Scariolo y a nuestros jugadores. Queda muy bien decir que no la necesitamos, pero en este caso será otro de los factores a tener en cuenta.      


Comienza la aventura

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