viernes, 18 de septiembre de 2015

MI NOMBRE ES LEGIÓN



“Y preguntole Jesús: “Cuál es tu nombre” Y él respondió: “Mi nombre es legión, porque somos muchos” (San Marcos, 5:1-20) 


¿Cuántos hombres y mujeres pueden caber en los 215 centímetros de Pau Gasol? Ayer llevaba dentro todo un país de más de 45 millones de habitantes. Todos cabían. Los que siempre creyeron y los arribistas. Los que nunca dudaron junto a los advenedizos. Los fanáticos de este deporte y los oportunistas. Los que llevaban horas antes del comienzo de los nervios y los que se engancharon en la prórroga mientras hacían zapping. Los que respetan al rival en la victoria y  la derrota y quienes lo único que les interesó de lo de anoche era poder hacerles una pedorreta a los franceses en su propio terreno. Incluso los políticos, que los habrá, que aprovecharán la victoria de ayer para en plena campaña electoral catalana llevarlo al debate de la independencia y glosar las alabanzas de un país unido liderado por un muchachote de Sant Boi de Llobregat, mientras cantan aquello de “no hay nada más lindo que la familia unida atada por los lazos del amor”. Todos cabían. Pau ayer fue la legión de todos los demonios que se le volvieron a aparecer a Francia, de nuevo su bestia negra. 



Adrenalina



Resulta muy difícil (y casi hasta mezquino) ponerle algún pero a la actuación española de anoche, incluso aunque se hubiese caído derrotado (y aun así en alguna tertulia deportiva esta mañana lo estaban haciendo, resaltando que si fulanito había perdido tal rebote, menganito había hecho tal falta, o gusanito había dejado hacer tal tiro, o porque se hizo tal o cual defensa… este es un país que durante los 365 días del año tiene 45 millones de entrenadores de fútbol… y durante un mes, los tiene también de baloncesto), y es que hay que reconocer la superioridad francesa en una gran parte de las facetas fundamentales de este juego. Una de ellas es el rebote, donde fueron sensiblemente mejores en gran parte del partido, sobre todo a la hora de recuperar sus propios fallos y tener segundas posesiones que solían acabar en triple. No podía caber mayor castigo. Aun así logramos igualar la estadística de rebotes totales (38) gracias al impecable trabajo en la prórroga, donde les superamos en capturas por 7 a 3. En los momentos de la verdad vimos de nuevo a una España con una extraordinaria actitud defensiva, destacando otra vez Sergio Llull en su individual contra Parker, y en ataque, la legión Pau Gasol se encargaba de jugar por todos sus compañeros, a quienes hay que reconocer su abnegado trabajo defensivo y su lucha en un partido de los que había que ponerse el mono de trabajo ante una selección, hoy por hoy, superior. 


La película del partido recordó a lo vivido frente a Grecia en cuanto a igualdad, intensidad y grandes dosis de épica, con la particular diferencia de que mientras frente a los de Katsikaris remamos con viento a favor en el último cuarto y el sufrimiento vino gracias al arreón final del ya célebre “Antetokubo”, los franceses mandaron en el marcador casi todo el partido y llegamos a estar 9 abajo a falta de 6.46 para el final del partido tras un triple matador de Nando De Colo. Parecía una canasta definitiva, sepultando las esperanzas de una selección que había luchado con todas sus fuerzas para mantenerse a unas distancias salvables siempre por debajo de los 10 puntos.   


Que Francia mandase en el electrónico no quiere decir que nos estuviesen superando en el juego, más allá del consabido problema del rebote ofensivo. De hecho nuestra selección hizo un excelente partido a ambos lados de la cancha, con buena circulación de balón y consiguiendo tiros cómodos y librados, fallados, sí, pero bien tirados, alguno de ellos incluso saliéndose del aro, mientras que veíamos como a Francia le entraba hasta un triple a tablero de Lauvergne.  


Después de dos cuartos muy disputados, la buenísima noticia era que estábamos a sólo un punto (32-33), pese a haber visto como los franceses rebañaban hasta nueve rebotes en nuestro propio tablero, que les habían dado, lógicamente, nada menos que nueve posesiones más.  


Se habla de que España juega los peores minutos de sus partidos en este torneo tras el paso por el vestuario, y ayer se confirmó, pese a que el inicio del tercer cuarto fue bueno. Un triple de Mirotic, una canasta de Pau y una bandeja de Llull empataban el partido a 39 neutralizando los puntos de Batum y Parker. Mediaba el tercer acto y los de Collet abrirían la primera brecha, con un parcial de 0-7. Comenzaba entonces la tarea de picar piedra en la zona francesa con el juego al poste de Pau sacando faltas a los pívots rivales. Anotó su segundo tiro libre para dejar la diferencia en unos seis puntos que yo empezaba a firmar para afrontar el último cuarto… y entonces apareció Lauvergne. Un tiro exterior lateral y el citado triple a tablero ponía el 40-51 en el marcador. Once abajo. Pintaba muy mal. A seguir trabajando el “pau-sistema”, acompañado de Felipe Reyes y Víctor Claver. Tres altos durante los momentos decisivos del partido. No lo veíamos desde los tiempos de Carlos Jiménez (ya avisamos antes de comenzar el torneo que en esta selección íbamos a ver poco “small ball”, a diferencia de otros campeonatos) Pico y pala para que Pau, de nuevo en los libres, y Claver, anotando tras dos rebotes ofensivos nos metieran en el partido dejando el 44-51 (entre medias un triple fallado por Diaw), pero Gelabale con otro de sus estratosféricos triples volvía a estirar la diferencia a la decena de puntos. Tocaba de nuevo bajar a la mina con Pau, cuatro tiros libres consecutivos nos dejaban de nuevo a unos esperanzadores seis, pero el bestial Lauvergne machacaba un “alley oop” servido por De Colo prácticamente sobre la bocina. 48-56. Ocho abajo. En efecto, el tercer cuarto nos había sentado muy mal. 


Sergio Rodríguez abría el marcador del último acto con una bandeja marca de la casa. Su descaro en las penetraciones fue otro de los factores que nos mantuvo vivos en el partido. Tras un intercambio de canastas no demasiado fluido (se empezaba a sentir la presión) De Colo anotaba el ya mencionado triple que nos dejaba 9 abajo a menos de 7 minutos para el final. Parecía el tiro de gracia. Pero esta selección española no se rinde, y tampoco se vuelve loca. La remontada era posible a través de la defensa y ataques pacientes buscando a Pau. No caímos en la tentación de querer remontar los 7 puntos en un minuto cuando aún quedaban más de 6. La gestión emocional desde el banquillo de Sergio Scariolo en ese sentido fue encomiable. Sin dejar de creer en ningún momento en la victoria no transmitió ninguna ansiedad a sus jugadores, pese a que nuestros previsibles ataques con Pau en ocasiones no acababan con éxito debido a la excesiva dureza de los rivales, especialmente Gobert, la cual a veces era castigada pero a veces no (ya conocen el axioma baloncestístico que dice que si haces 20 faltas te pitarán 20 faltas, y si haces 200 faltas te pitarán 20 faltas, por lo tanto haz 200 faltas) El Chacho, con su endiablado manejo del balón en penetraciones de uno contra uno y Pau sacando faltas o machacando el aro rival tomaron las riendas en ataque mientras detrás todo el equipo funcionaba como un solo hombre. Les dejamos dos minutos sin anotar, y un colosal tapón de Pau a Gobert culminaba en un ataque finalizado por el propio Gasol con un precioso y estético gancho que hubiera firmado el mismísimo Kareem Abdul-Jabbar para ponernos por delante (62-61) por primera vez desde el minuto 18. Batum volvía a dar ventaja a Francia anotando los tiros libres tras sacar falta a un muy vigilado por los árbitros Felipe Reyes (tremenda defensa la del cordobés saliendo a las ayudas exteriores, lo dijimos en el partido contra Polonia, después de verle presionar a toda cancha, y lo volvemos a repetir hoy: está siendo para Scariolo lo que Slaughter para Laso) Pau se trabajaba una media vuelta en suspensión para volver a ponernos arriba. Parker fallaba un triple en el ataque siguiente pero el rebote del titán Gobert les daba otra posesión errada por Batum. Hacíamos un ataque largo que finalizaba con un triple bien orientado de Rudy, pero al mallorquín le falta ese punto físico que influye en todo su juego y desperdiciábamos la posibilidad de casi sentenciar el partido. De Colo buscaba la contra pero se encontraba con un Felipe Reyes con los pies perfectamente plantados en el suelo sacando la falta de ataque. Una falta clarísima pero que hay que tener narices para pitar con 27000 tíos en contra. Una de las jugadas del partido, y otra muestra de lo que aporta el gran Felipe a este equipo. Quedaban 46 segundos, tiempo para dos posesiones. Íbamos a buscar a Pau, quien fallaría su intento pero capturaría su propio rebote para que el Chacho dejase pasar más segundos y aprovechase el mínimo resquicio para con otra bandeja poner el 66-63 que podía haber sido definitivo… de no aparecer Batum con un triple rapidísimo e inesperado tras tiempo muerto. Los franceses ni movieron la bola ni dejaron la posibilidad de que hiciéramos falta para enviarlos a la línea de tiros libres. Frialdad de Batum y el partido empatado. Teníamos una posesión, malograda por el coloso Gobert al taponar el intento de Pau Gasol. Tras unos instantes de confusión y con los árbitros consultando el “instant replay” para determinar a quién correspondía la última bola, al perderse la misma por banda, Francia tuvo un tiro desesperado de Batum sin éxito que conducía a la prórroga.     


La gran pelea



¿Quién llegaba mejor al tiempo extra? Imposible determinarlo. Francia había mandado durante más minutos, pero España lo había tenido en su mano en los últimos minutos. Nuestro mayor motivo para el optimismo era la carga de faltas en sus hombres altos. Pau Gasol y su pico y pala.   


Intercambio de golpes en la prórroga protagonizado por los exteriores (los sergios y Rudy, éste en los tiros libres, y Parker y Batum), para mediar el tiempo extra. Aún no habíamos buscado a Pau en este tiempo, y su primer intento acaba en agua, para ver como Gobert conecta con De Colo y otro “alley oop” indefendible les pone por delante. Volvemos a jugar por dentro, con Pau y Felipe peleando y reboteando pero incapaces de anotar y finalmente Gasol cometiendo la típica personal de la frustración cuando el balón ya era francés. A esas alturas lo que se estaba repartiendo dentro de las zonas era de auténtico escenario bélico. Diaw anotaba uno de los dos tiros libres para poner el 72-75 a falta de 1.27. Todo un mundo, en el que los franceses no volverían a anotar. Nuestro siguiente ataque volvió al paciente “pau-sistema”, llevando al jugador de los Bulls a la línea de tiros libres y lo que es más importante, consiguiendo la eliminación por faltas de su gran puntal interior Rudy Gobert. Pau no falló desde la “charity” para ponernos a un solo punto, 74-75. A Batum se le empezaban a nublar las ideas y perdía la bola ante el inmenso Llull (si se otorgase un título de Mejor Defensor del Torneo estaría en todas las quinielas) que corría el contrataque para que Pau recibiese y acabase matando el aro francés y llevando el delirio a los escasos espectadores españoles en Lille, pero a todos los hogares de nuestro país que seguían el partido por televisión. De nuevo por delante. 76-75, a falta de 49 segundos. ¿Momento Parker? ¡Momento Rudy!, su tapón sobre el base de los Spurs (el tercero del partido) propiciaba otra posesión para España que finalizaba con un intento triple fallado por Sergio Rodríguez después de pasar los segundos… y entonces aparecía de nuevo la figura ya divina de Pau Gasol para recoger el balón y acabar hundiéndolo en el aro francés. ¡78-75! Quedaban 18 segundos y en los cambios “de balonmano” habituales en finales de este tipo cambiando la configuración del equipo según se ataque o defienda, Claver entraba por el Chacho, para cometer una falta sobre Batum cuando ya había levantado el brazo para lanzar a canasta. Tres tiros libres, y toda la presión para una de las estrellas galas, quien minutos antes había convertido un apoteósico triple casi sin pensar, pero a quien la soledad del tiro libre hizo que los cinco segundos de rigor se le hicieran interminables. El primer fallo fue una losa que ya no pudo levantar. Ninguno de los tres intentos tuvo éxito, y España, ya sabiendo cerrar el rebote con un gran Felipe Reyes, se aseguraba la victoria con un último mate de un enrabietado Pau Gasol que ha agotado todos y cada uno de los calificativos posibles. Era su punto número 40. La mitad de todo el equipo, un equipo que encomendado a su líder había dado una lección de generosidad. El lesionado Rudy y Llull trabajando atrás. Felipe y Claver y su defensa y rebote, y el desparpajo ofensivo del Chacho para desatascar nuestro ataque en los momentos más espesos. Pese a lo que digan los números, nos comportamos como un auténtico equipo.    



A Nico le tembló el pulso



Es nuestra cuarta final en los últimos cinco europeos. Sólo en 2013 no estuvimos en el último partido, conformándonos con el bronce, eliminados precisamente por Francia en semifinales. En 2007 Rusia nos derrotó en aquel amargo final de partido con Holden como héroe y Pau intentando el milagro en el último segundo. 2009 y 2011 fueron exhibiciones frente a Serbia y Francia respectivamente. Ahora nos esperan precisamente la propia Serbia, favorita en su duelo contra Lituania, o la brava selección de Jonas Kazlauskas, que al estilo de la de Scariolo no ha comparecido con su mejor equipo pero aun así su espíritu de campeón les hace estar de nuevo entre los mejores. No se trata de conformarse con la plata, pero debemos admitir que el éxito ya se ha conseguido, dejando para el recuerdo dos grandes victorias ante unas Grecia y Francia más completas, y con un partido como el de anoche de los que hace época y nos asegura la pervivencia en la afición de muchos niños que pueden estar enganchándose ahora mismo a nuestro deporte favorito. Yo llevo viendo jugar a Pau Gasol 16 años, desde 1999, casi nada, pero pienso en esos chavales de 10 o 12 añitos que empiezan a ver sus primeros partidos, como yo los veía a mediados de los 80. Ellos también estaban ayer dentro de Pau, nuestro particular Legión. Demonio para Francia, Dios para España. Al igual que la maltratada y perseguida religión yazidista considera a Melek Taus como el ángel superior al cuidado del mundo creado por Dios, mientras que las religiones mayoritarias de los musulmanes y cristianos lo identifican con Satanás. Y es que la actuación de Pau Gasol anoche abandona irremediablemente los aspectos terrenales para sumergirse de lleno en el misticismo. Si el deporte nació para que los hombres superasen sus límites y se acercasen a los dioses, nadie está más cerca de tocar el cielo hoy día en nuestro país que Pau. Y esto hay que decirlo pase lo que pase en la gran final.   


Pau frente al pelotón de fusilamiento... al final invirtieron los papeles...




Una final en la que al igual que en cuartos y semifinales, vamos a volver a repetirlo, admitir el favoritismo y la superioridad del contrario debe ser el primer paso para tener opciones de conquistarla.  

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