lunes, 20 de junio de 2016

LEBRON JAMES Y LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA





LeBron  interpreta su mejor pieza





Cuando en 1913 Igor Stravinsky estrenó en Paris su obra más recordada, “La consagración de la Primavera”, la conmoción entre la audiencia fue tal que el público no ocultó su enfado con aquella obra innovadora y transgresora montando un gran revuelo en el teatro de los Campos Elíseos. Hablamos de cien años atrás, cuando la no existencia de redes sociales impedía linchamientos mediáticos y el crecimiento de la figura del “hater”, un personaje que suele “tocar de oído” y convierte en centro de su odio a figuras de las que en muchas ocasiones no sigue su carrera, o en caso de hacerlo lo realiza desde el prejuicio que le impide reconocer mérito alguno en el elemento escogido para desahogar sus frustraciones. Es el caso de LeBron James y su legión de “haters”, para quien no les valía ni sus cuatro veces MVP de temporada regular, ni sus seis finales de la NBA consecutivas (que significan tantos campeonatos del Este), ni sus dos anillos, ni haber llevado a Cleveland a las primeras finales de su historia, en 2007, con apenas 22 años de edad ya siendo líder del equipo y pasando por encima en las finales del Este de los Detroit Pistons de Billups, Hamilton, Prince y los Wallace quienes habían dominado su conferencia durante toda aquella década… hasta la llegada de LeBron. Tampoco valían sus constantes exhibiciones estadísticas, ni ser, aún con 31 años, el decimoprimer mejor anotador de todos los tiempos, ni dominar los play offs hasta convertirse en el cuarto mejor anotador de la historia en post-temporada, noveno mejor reboteador y tercer mejor asistente. No les valía que sea el jugador más completo y polivalente del momento, ni que sea el alero con mayor promedio de asistencias de la historia. Nada les valía. Ahora LeBron hace el más difícil todavía, remontando por primera vez en la historia unas finales que tenía 3-1 en contra y ante el equipo con mejor balance en liga regular de todos los tiempos. ¿Tardará tanto tiempo LeBron en ver reconocida la valía de su obra, la importancia de lo realizado, como Stravinsky con su vanguardista pieza musical? 


Larga vida al Rey LeBron. Siempre tiene que haber un Rey, amado u odiado, excesivo y soberbio. Elvis Presley o Mohamed Ali representaban como nadie estas figuras ególatras capaces de situarse en la cima de un mundo que parecía hecho a la medida para ellos. ¿Elegidos por los dioses? Puede ser, pero también es cierto que hablamos de personajes capaces de trabajar infatigablemente en su búsqueda de mejorar y perfeccionarse, hombres provistos de una férrea mentalidad y ética de trabajo. Particularmente me resulta difícil odiar a este tipo de personajes que finalmente acaban ofreciendo un espectáculo demoledor, porque ellos mismos son ya de por si un espectáculo.


Larga vida a un LeBron que recupera su corona, pero nos interesa también recordar a los “perdedores”. Entrecomillamos, porque no los consideramos como tales, pese a que ahora saldrán los resultadistas y ventajistas de turno a relativizar la increíble temporada de unos Golden State Warriors históricos. La derrota en estas finales para el recuerdo no empañan en modo alguno el apoteósico 73-9 con el que finalizaron la temporada regular regalando un baloncesto maravilloso a todos los aficionados noche tras noche. El problema de los resultadistas es que como sólo les interesa lo que pueda haber al final del camino, no saben disfrutar del trayecto. No es nuestro caso y desde aquí manifestamos nuestra devoción por la propuesta baloncestística de Kerr, por las diabluras de Curry, por la frialdad asesina de Thompson, por la capacidad para entender el baloncesto de manera global de Green, y en definitiva por la cantidad de recursos que hemos podido observar en la que, pese a la derrota, es la mejor plantilla NBA del momento.   





Sin título pero con record. 



La aplastante lógica de que “sólo puede ganar uno” no significa necesariamente que “el otro” deba ser considerado perdedor. Y creemos que después de esta temporada regular, de unos play offs brutales en los que Golden State remontaba el 3-1 con el que Oklahoma City les había puesto contra las cuerdas en las finales del Oeste, y tras siete partidos en la lucha por el anillo, éste es uno de esos casos en los que aun habiendo un solo ganador, no puede haber ningún derrotado.  


Y es que el séptimo partido por el título tuvo el guión que todos esperábamos con un partido igualado y no resuelto hasta los instantes finales. Tampoco es que podamos hablar de un partido para las videotecas, y es que sabedores de lo que se jugaban los protagonistas ofrecieron demasiadas imprecisiones y fallos en sus tiros. Jugadores como LeBron, Love, Smith, Curry, Klay Thompson o Igoudala, estuvieron todos por debajo del 40%. Estuvo mejor Kyrie Irving, con un 43.5%, pero sobre todo protagonista y héroe con un triple a falta de 55 segundos que rompía el empate a 89 que registraba el marcador en aquel momento y comenzaba a acercar el anillo a la sufrida ciudad de Cleveland, que por vez primera en su historia ve a su equipo como campeón de la NBA y rompe una maldición que duraba más de 50 años, desde que en 1964 los Browns ganaran la NFL. Desde entonces ninguno de sus tres equipos de las grandes ligas (Cavaliers en la NBA, Browns en la NFL, e Indians en la MLB) se había proclamado campeón de las mismas, la sequía de títulos más larga que jamás hubiera conocido una ciudad estadounidense. Cleveland deja de ser la ciudad maldita y LeBron se convierte en profeta en su tierra.    





Cleveland, por fin, celebra un título.



Y no fue un triunfo fácil, ya que pese a la igualdad de inicio (23-22 para Cleveland en el primer cuarto) un parcial de 2-11 para Golden State ponía el 42-49 antes de encarar el camino de los vestuarios. Había razones para el optimismo en Oakland, pese a que una vez más no aparecía el mejor Curry (definitivamente ha dado un rendimiento inferior al esperado), Green rendía sobradamente ante LeBron, tanto como para ser el mejor de su equipo con 22 puntos y 6 rebotes al descanso (finalizó con unos impresionantes 32 puntos, 15 rebotes y 9 asistencias, destacando sus 6 triples de 8 intentos, cuando en los partidos anteriores estaba lanzando con apenas un 30% de efectividad desde esa distancia) Sin realizar ninguna de las exhibiciones ofensivas de otras ocasiones, los Warriors se retiraban con un estupendo 10 de 21 en tiros triples, mientras que Cleveland no veía aro en ese aspecto: 1 de 14.  


Y apareció J.R.Smith. Con dos triples lideraba un parcial de 8-0 para empatar el partido a 54 después de que Klay Thompson, con cinco puntos, hubiera estirado la diferencia a 8. Y apareció Irving, con 12 puntos en este tercer cuarto para que su equipo llegase a mandar hasta por 7 puntos en el marcador, hasta que Green decidió proseguir su particular recital para los Warriors y los de Oakland le dieron la vuelta al resultado, llegando a irse con un punto arriba al acabar el tercer cuarto. 75-76. Vaya último cuarto nos esperaba. 


Un último cuarto en el que Cleveland volvió a sacar músculo y demostró que finalmente ha sabido tomarle la medida al mejor ataque de la NBA. Volvieron a dejar a Golden State en unos pírricos 13 puntos, y entre Irving y James anotaron 16 de los 18 puntos de su equipo en el acto final. Los otros dos los firmó Kevin Love, de esta manera haciendo su particular aportación al supuesto “big three” que como ya hemos explicado otras veces no es tal. En honor a la verdad Love, sin hacer un partido excelente, si aportó más en esta ocasión y se le vio más metido en el partido, sobre todo bajo tableros (9 puntos, 14 rebotes y 3 asistencias) Dentro de la alegría Cavalier, las dudas se siguen instalando en la figura del californiano, ¿carne de trade? Quien no tuvo dudas de sus posibilidades fue LeBron, fallón en el tiro durante los tres primeros cuartos, anotó once puntos en el último, con 3 de 7 en tiros de campo y 4 tiros libres de 5 intentos, uno de ellos para cerrar el partido con el 93-89 a falta de 10 segundos, después de que Irving rompiera el empate a 89 con un monumental triple frente a la defensa de Curry. Antes habíamos visto a LeBron poner un estratosférico tapón sobre Igoudala en una imagen que posiblemente sea futuro poster en las paredes de las habitaciones de muchos niños que tienen la suerte de estar creciendo viendo una de las mejores épocas de la historia de la NBA (y del baloncesto en general) El triple de Irving ponía a Golden State contra las cuerdas y Curry se la jugó sin éxito ante la buena defensa de Love en la ayuda exterior.  LeBron cerraría el partido con el comentado tiro libre tras una falta de Green que evitaba un matazo que hubiera significado otra imagen para la galería de unas finales inolvidables. Curry primero y Speights después de hacerse con el rebote al fallo de su compañero intentaron dos triples ya muy forzados pero el marcador no se movería del 93-89 final. El líder de los Warriors acabó con 4 de 14 desde la distancia de 3 puntos. En un jugador acostumbrado a anotar casi uno de cada dos intentos, su ineficacia en su mejor arma en el partido definitivo es otra de las claves de la derrota californiana.    





LeBron cerrando el paso.




Insistimos en que han sido unas grandísimas finales y así serán recordadas, suponiendo el segundo capítulo de una rivalidad que puede ir para largo si tanto Cleveland como Golden State mantienen sus bloques, aunque ya se escuchan rumores de una posible salida de LeBron, ejecutando una opción en su contrato, después de haberle dado el anillo a su gente de Ohio, y buscando presumibles nuevos retos, como podría ser el de reflotar a los antaño gloriosos Lakers. Ojo al verano que nos espera, con posibles movimientos de jugadores como Pau Gasol, Dwight Howard, Kevin Durant, Dirk Nowitzki, Dwayne Wade, DeMar DeRozan, Mike Conley, Al Horford, Jimmy Butler… y quién sabe si Lebron James… todo ello en vísperas de la firma del nuevo contrato televisivo y el incremento del tope salarial en las franquicias NBA. Esperan meses turbulentos en las franquicias de los general managers de la mejor liga de baloncesto del mundo… pero esa es otra historia. La historia de un verano posterior a la particular consagración de la Primavera de LeBron James, quien ni que decir tiene que ha sido elegido de manera unánime MVP de las finales, después de firmar un triple-doble en el partido decisivo (27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias… y no olviden sus 3 tapones) y promediar unos escandalosos 29.7 puntos, 11.2 rebotes, 9.4 asistencias, 2.5 robos y 2.2 tapones por partido en las finales, dominando todas las categorías estadísticas individuales. No se froten los ojos, no es ciencia-ficción, es la realidad.  





...pero sigo siendo el rey... 


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