viernes, 12 de agosto de 2016

EL DIA DE LOS SEÑALADOS





A Navarro no le tembló el pulso.




España sigue viva después de conseguir su primera victoria de los Juegos frente a una Nigeria de fe inquebrantable. Primer objetivo cumplido. Un triunfo que precisamente dado su tinte agónico permite sacar muchas más conclusiones que las que  hubiera procurado una victoria plácida, escenario que manejaban algunos aficionados posiblemente desconocedores del baloncesto africano (quizás incluso desconocedores de otro baloncesto que no sea el nuestro), y quienes muy posiblemente ni siquiera vieron el buen partido de los nigerianos dos días ante una Lituania a la que llegaron a dominar durante dos cuartos y medio y de la que nunca se descolgaron en el marcador, llegando incluso a anotar 26 puntos en el último y decisivo cuarto. 


Sinceramente, creo que fue un buen partido de baloncesto, de ritmo alto, intenso, y predominio del ataque sobre la defensa. Un buen espectáculo para el espectador imparcial… pero un sufrimiento para el aficionado español que llegó a frotarse los ojos viendo como a 3 minutos del final el séptimo triple de un colosal Chamberlain Oguchi (24 puntos) ponía a los de Will Voigt a un solo punto en el marcador. El ex –jugador del Gran Canaria no volvería a anotar, siquiera ni a lanzar, ni apenas recibir el balón, gracias al buen marcaje al que le sometió un centrado Sergio Llull en esos minutos finales. Personalmente ha sido el partido que quería. Una victoria balsámica, cómoda y contundente hubiera hecho sacar conclusiones precipitadas y erróneas. La selección sigue dando muestras de que la maquinaria no está totalmente engrasada. Toca ir de tapados, como en otras ocasiones en las que tan bien nos ha ido. Recordemos que en el Eurobasket 2009 después de perder el partido inaugural contra Serbia, una selección al menos tan inferior como el actual campeón africano, Reino Unido, nos puso contra las cuerdas y dominó el marcador durante gran parte del encuentro. Una derrota hubiera supuesto la eliminación (era una liguilla de cuatro equipos) Ganamos aquel partido de manera muy agónica y finalmente aquel verano nos subimos por primera vez en nuestra historia a lo más alto del cajón en un podio europeo. Que seguir vivos signifique sufrir nos puede dar ese plus de tensión competitiva que necesitamos. 


Otra conclusión positiva es el partido de los dos jugadores más señalados y discutidos del actual roster nacional (frente al sempiterno objeto de las chanzas Víctor Claver… digo yo que quienes se ríen de la carrera profesional de Claver deben contemplarse sus manos llenas de anillos de la NBA o en la estantería de su casa tendrán multitud de galardones de MVP del basket FIBA… ya sabemos que es más bien al contrario, y es que precisamente quien menos ha jugado al baloncesto en su vida quien con más ligereza desprecia lo que supone llegar a cotas como ser internacional, ser drafteado en la NBA, o jugar una Final Four de Euroliga… algo tan cruento como ver a aquellos que no se habían subido nunca a una bicicleta reírse de un campeón del mundo como Abraham Olano) Nos referimos a Juan Carlos Navarro y Ricky Rubio. Fueron claves en el triunfo, y su rendimiento en un partido como el de anoche debe valorarse en el contexto de desatascar un encuentro tan complicado como el que disputamos. Una gran actuación de ambos jugadores en un paseo militar no nos haría extraer las mismas conclusiones. Buena noticia. Sobre todo en el caso de Ricky, desaparecido y gris, hundido mentalmente en los dos primeros partidos, y que ayer no le perdió la cara al choque en ningún momento. Intenso atrás, valiente adelante, y sumando un tremendo +29 para el equipo con él en cancha. Navarro por su parte sacó la manita a pasear en los instantes más calientes del partido. 8 puntos de sus 11 totales los facturó en el último cuarto. Otros jugadores menos “sospechosos” fueron igualmente fundamentales para que hayamos sumado nuestra primera victoria. Pau Gasol, una vez más, en esta ocasión más dosificado, cerró el partido con 4 puntos en los 2 últimos minutos, abriendo una ya inalcanzable brecha de 7 puntos (85-92) a 30 segundos del final, y anotando en esta ocasión unos tiros libres decisivos en una jugada anterior. Descansó durante gran parte del último cuarto, pero una vez en pista volvió a ser (y así debe ser) el referente de nuestro equipo. La citada defensa de Llull sobre la metralleta Oguchi fue igualmente clave para el triunfo. También Felipe Reyes, comandando las labores reboteadoras, aspecto en el que fuimos claramente superiores a los nigerianos, y el hiperactivo Rudy Fernández, siempre presente en defensa y ayuda en el rebote, se soltó también en ataque con 3 triples de 7 intentos. Recuperando tiro exterior. Pau, Felipe, Llull y Rudy, como decimos, no son “dudosos”. Tampoco Mirotic, ayer en segundo plano y aportando desde el banquillo, o Sergio Rodríguez, quien ante el buen partido de Ricky ayer disputó menos minutos que frente a Croacia o Brasil. Pero ya sabemos que suma. También comienza a sumar Willy, aprovechando ayer bien los minutos de Scariolo y quien pese a un fallo flagrante a medio metro del aro a 4 minutos del final con 4 arriba, acabó con una serie magnífica de 5 de 6 en tiros de campo (únicamente el citado fallo estropeó lo que hubiera sido una gran actuación) En definitiva, jugadores que van sumando. Sobre los que no estuvieron tan acertados, preferimos no decir nada, por la sencilla razón de que ya hay multitud de blogs o foros donde se dedican exclusivamente a centrarse en lo malo y obviar lo bueno. Ya saben que aquí lo hacemos al revés. 


No queremos pasar por alto, aunque sólo sea en unas líneas, el nivel de “cuñadismo” baloncestístico al que estamos asistiendo un verano más. Un pequeño (y masoquista) vistazo a las redes sociales durante el partido de ayer me permitió asistir al bochorno de ver a quienes dos días antes solicitaban más minutos para Calderón, pedir su deportación del país; a quienes pedían más rotación a Scariolo, cagarse en las muelas del italiano porque con tanto cambio se nos iban las diferencias; a quienes pedían más dosificación y descanso para Pau, llevarse las manos a la cabeza viéndole tantos minutos en el banquillo; a quienes acusaban a Navarro de estar ahí sólo por nombre, pedir más tiros para el capitán de nuestra selección… un espectáculo. Sí, ya lo sé, la culpa es mía por perder el tiempo leyendo a quienes desahogan su frustración, incomprensiblemente, en los deportistas que más felices les han hecho. De modo que a otra cosa (advierto, eso sí, que una vez más he de recuperar el viejo grito de guerra de este blog de todos los veranos: “¡esto no es la play station!”)   


España sigue viva. El juego ofrece dudas. El espíritu de lucha desde luego no. Ver a Ricky, Rudy, Llull o Felipe tirarse al suelo a por cada balón y pelear cada rebote con sangre debería convencer al aficionado que dude de la actitud de este roster. Queda recuperar sensaciones físicas y saber dosificarse de cara a las dos finales que restan. El cansancio físico y su implicación psicológica. ¿Hubiera fallado Pau los dos tiros libres decisivos contra Brasil de no haber estado 32 minutos en cancha peleándose con animales como Nené Hilario, Augusto Lima o Cristiano Felicio?      



¿Quien dijo falta de actitud?




Ver el vaso medio vacío o medio lleno. Lo cierto es que no sólo sabemos que estos jugadores están acostumbrados a jugar sin red, sin margen de error, es que incluso da la sensación de que mejoran las prestaciones cuando se da esa circunstancia. Les va la marcha. Espera Lituania, único equipo invicto después de tumbar anoche a una gran Argentina en la que Scola, Nocioni y Ginobili siguen marcando el paso. Tanto el pívot como el forward del Real Madrid están jugando por encima de los 30 minutos (31 Nocioni, camino de los 37 años, 30.3 Scola, con 36… y nosotros nos quejamos de que no tenemos rotación) Ojo al próximo Brasil-Argentina porque pueden saltar chispas, máxime tras un nuevo tropiezo de los anfitriones ante una espléndida Croacia. Los de Aza Petrovic, también con una rotación limitada (ayer sólo ocho jugadores), están haciendo, en nuestra opinión, el mejor baloncesto del torneo después de Australia. Todo pasa por Saric y Bogdanovic (34.6 y 34.4 minutos por partido respectivamente) Ya que estamos con la estadística de los minutos, recordemos que ningún jugador español llega a los 30 por partido. Llull, con 29.5, es el más utilizado, seguido de Pau con 29.1. Scariolo si está rotando, diga lo que diga el “cuñadismo”. 



A mediados de Agosto comienza a notarse el decrecer de los días. La melancolía de los últimos bañistas volviendo de la playa, exprimiendo hasta el último rayo de sol, luchando contra el ocaso. Ese ocaso que todavía no queremos ver en nuestra mejor generación de baloncestistas de la historia. De momento ayer, a la hora señalada en el día señalado, los jugadores más señalados por el dedo del sector más ingrato de la afición, nos han sacado de un apuro. Todavía queda algún rayo de sol en esta playa.  




Dario Saric, el jugador con más minutos de los Juegos.

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