martes, 18 de julio de 2017

EL NUEVO SOLDADO DEL EJÉRCITO ROJO





Sergio y Milos invierten sus caminos.





Sergio Rodríguez vuelve a Europa. Después de su agridulce experiencia en Philadelphia y no conseguir ninguna oferta NBA ,en Europa el CSKA de Moscú apuesta por él para suplir a una de sus grandes figuras, un Milos Teodosic quien emprende el viaje inverso para reemplazar a Chris Paul en la dirección de juego de Los Angeles Clippers. Teodosic va a la NBA con la vitola merecida de ser uno de los mejores bases de Europa, rango que el mismo Sergio Rodríguez ostentaba después de haber deslumbrado en el Real Madrid de Laso, llegando a ser MVP de Euroliga en 2014. Veremos cómo le va al bueno de Milos, pero lo que vuelve a quedar patente tras el pasado curso del Chacho es la enorme dificultad para un base europeo de consolidarse en la actual NBA. En ese sentido resulta sangrante ver como se sigue poniendo en duda la carrera de Ricky Rubio, único europeo en la posición de base junto a Goran Dragic capaz de robar algo de protagonismo a los estadounidenses en esta auténtica edad dorada de la NBA en la posición de base. Si antaño era el pívot ese jugador quintaesencial, esa piedra filosofal sobre la que los equipos buscaban desarrollar su juego, ahora es el base el gran protagonista y un movimiento como el de Chris Paul a Houston Rockets provoca un inevitable efecto dominó a ambos lados del Atlántico. 



Parece el CSKA un equipo a la medida del Chacho. Con un entrenador como Dimitris Itoudis, quien al igual que Pablo Laso gusta de un baloncesto de corte ofensivo y de un ritmo alto en el juego, y evidentemente un equipo aspirante a todo título en juego. En lo económico la oferta resulta sencillamente mareante, de ser ciertos los 10.7 millones de euros por tres temporadas. Esto le convierte directamente en el jugador mejor pagado de Europa, por delante de Alexey Shved, otro jugador realmente genial y capaz de jugar en las posiciones de base y de escolta quien sin embargo también fracasó en la NBA como tantos europeos y de su nuevo compañero Nando de Colo, otro de los “killers” de la actual Euroliga, pero quien también debemos recordar que su paso por la mejor liga de baloncesto del mundo fue bastante discreto. Hablamos en estos tres casos de los únicos jugadores de Europa cuyo sueldo pasa actualmente de los tres millones de euros al año. 



No cabe duda de que Sergio Rodríguez dejó huella en la ACB y en el Real Madrid como presumiblemente lo hará en un CSKA en el que tendrá mando absoluto y será la gran estrella junto al citado De Colo, además de base titularísimo, ya que hay que recordar que además de la salida de Teodosic a la NBA los rusos han visto como su director de juego de rotación, Aaron Jackson, se ha sumado a la lucrativa moda de enrolarse en el económicamente poderoso baloncesto chino (al igual que jugadores como Bourousis, Scola, Langford, u otro Jackson, Edwing, máximo anotador de la última temporada en la ACB), por lo que la importancia del Chacho en el equipo moscovita, qué duda cabe, será todavía mayor que la que tenía en el Madrid de Laso. El aficionado a Euroliga por lo tanto podrá disfrutar de la magia tinerfeña de nuestro base internacional, aunque por desgracia sea en uno de los grandes rivales de nuestros equipos para alzarse con el título continental. Y es que en efecto, Sergio Rodríguez dejó una grandísima huella dentro del Real Madrid, tanto es así que ese pequeño pero ruidoso grupo de aficionados carentes de cultura deportiva pero plagados de fanatismo se han lanzado a las redes sociales para recurrir de nuevo al habitual exabrupto. Si ya el pasado verano su marcha a Philadelphia fue una afrenta (pese a que curiosamente este tipo de aficionados que se califican a si mismos de muy madridistas e intensos, y por tanto enemigos de la parte de la afición a que ven como corriente dañina y dominante y a la que han bautizado como “piperos”, siguen teniendo en un pedestal a Drazen Petrovic como ejemplo de ídolo y mito madridista del mundo de la canasta, cuando en realidad no ha habido jugador que haya protagonizado una jugarreta más sucia con el Real Madrid que el genio de Sibenik cuando huyo a Portland sin despedirse de nadie y a dos días de empezar la temporada), que en su retorno a Europa el Chacho vista el rojo del CSKA y no el blanco madridista ya es el colmo de los agravios. Pero la realidad es que es imposible que Sergio Rodríguez jugase la próxima temporada en el Real Madrid, por mucho que nos duela a los fans, por la sencilla razón de que el Real Madrid no ha intentado en ningún momento su fichaje. 




Jugando a meternos en las cabezas de Laso, Herreros y compañía, la cosa puede tener hasta su lógica. Llull y Doncic, pese a las protestas de los ortodoxos, han funcionado como bases. Es cierto que son jugadores polivalentes, sobre todo el esloveno, capaces de alternar distintas posiciones, pero para Laso son bases. El menorquín no tiene nada que demostrar, sencillamente está en el mejor momento de su carrera, mientras que el joven Luka domina el juego desde la dirección del mismo, en la posición que siempre ha reconocido como su favorita. Con dos jugadores de este calibre no es fácil la convivencia de un tercer base estelar. La situación es muy distinta a la de hace dos temporadas, cuando Doncic esperaba pacientemente aceptando el papel de tercer base. Dontaye Draper no ha aportado las soluciones que Laso esperaba y hace semanas que el club decidió apostar por Facundo Campazzo, jugador en propiedad de los blancos y quien ha realizado dos campañas excelentes en Murcia, como el tercer hombre a la hora de dirigir el equipo. Es cierto que desde la secretaria técnica se vigilaban los movimientos de Sergio Rodríguez, pero no hay constancia de ninguna oferta oficial al jugador y a buen seguro hubiera sido imposible exhibir el músculo monetario de un CSKA que vuelve a demostrar su calidad de club más poderoso económicamente del continente. El retorno del canario al Viejo Continente sólo podía contemplarse en uno de los grandes de Europa, como así ha sido. Es posible que si Llull hubiese decidido el salto a la NBA, o Doncic, por alguna razón, no siguiese la próxima temporada en el Madrid, o incluso si el club no tuviese en la recámara a uno de los mejores bases ACB de los dos últimos cursos, como ha sido el argentino Campazzo, la entidad presidida por Florentino Pérez hubiese echado el resto y hecho el esfuerzo para volver a vestirlo de blanco, como hizo en su momento con el contrato de Rudy Fernández, desistiéndole de jugar en el Barcelona, o como más recientemente ha hecho con la renovaciones de Llull y Ayón. Calificar de “traición” el fichaje del Chacho por el CSKA de Moscú sólo puede entenderse desde el forofismo más recalcitrante. Y es que mientras Sergio Rodríguez mantiene una magnífica relación con los trabajadores del club y con los ex –compañeros con quienes vivió los mejores años de su carrera deportiva (con algunos de los cuales volverá a intentar darnos otra alegría a finales de este verano con otra camiseta roja, en este caso la de la nuestra selección nacional), algunos aficionados siguen empeñados en buscar guerras civiles y emponzoñar el deporte más espectacular y disfrutable del mundo con sus explosiones biliares. Suerte al Chacho en su nueva andadura, porque la magia no conoce de colores, y poco importa que sea blanca o roja, si no que nos siga haciendo estremecer.  


Y por encima de todo debería estar el respeto hacia el deportista, máxime cuando hablamos de uno que ha sido capaz de hacernos disfrutar a todos los españoles durante tantos años con la camiseta de la selección española, y a nivel de clubes tanto a los de Estudiantes como los de Real Madrid como simplemente a quienes disfrutan de buen baloncesto sin forofismos. Por encima de todo el comprender que un ser humano, sea cual sea la disciplina a la que se dedique, tenga la libertad de poder escoger su próximo camino. En ese sentido tan respetable debería ser la decisión de quien prefiere desarrollar su carrera el mayor tiempo posible en el mismo club como la de quien busca constantemente nuevos retos, ¿o acaso alguien pensó que Pau Gasol cuándo dejó aquellos Lakers a la deriva para enrolarse en unos Chicago Bulls en crecimiento era un pesetero, un judas, un traidor y un mercenario, como se está calificando al Chacho?, ¿y cuándo dejó Chicago para ir a San Antonio, donde sus opciones de gloria eran aún mayores y le doblaron el sueldo? Sergio Rodríguez acertará o no en su decisión, pero hay una cosa impepinable: es su decisión, y como tal no compete a nadie más que él. Que nadie nos juzgue por nuestras decisiones, sea cual sea el ámbito en el que las tomamos.  





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