lunes, 16 de abril de 2018

MASTER EN LESIONES




Laso y los elementos





En vísperas de las eliminatorias de cuartos de final del Real Madrid de Pablo Laso frente al Panathinaikos de su viejo enemigo Xavi Pascual, un nombre (aunque no se reconozca de puertas hacia afuera) debe ocupar ahora mismo los pensamientos del técnico alavés, máxime teniendo en cuenta su dominio en la posición de base a la que el equipo blanco llega precisamente cargado de dudas, después de que el regreso de Sergio Llull no acaba de concretarse y las molestias en la rodilla del Facu Campazzo se alargan más de lo deseado.


¿Todas las opciones del Real Madrid para llegar a otra Final Four pasan por neutralizar a Nick Calathes? De un modo muy simplista podría decirse que sí, o dicho de otro modo por tanto, las opciones griegas pasan por ver a su base internacional a su mejor nivel. Hablamos del octavo máximo anotador de la competición con 14.22 puntos por partido, pero sobre todo del mejor asistente con 8.15 pases de canasta por partido. Un base puro en el mejor momento de su carrera. Es cierto que enfrente el Real Madrid puede presumir de Luka Doncic, cuyos números son todavía superiores a los del griego (excepto en asistencias y en el ratio pases/pérdidas), pero hablamos de dos bases de un perfil tan distinto (y de ahí la diferencia en el apartado asistente y en el ratio con las pérdidas) que en un duelo entre las dos grandes estrellas de ambos equipos sólo parece poder saldarse con éxito por ambas partes. La obsesión por Calathes encuentra por tanto su prolongación en el nombre del argentino Facu Campazzo, jugador ideal para encararse en ambos lados de la pista al heleno, tal y como demostrara en el partido de vuelta de liga regular disputado en el Palacio. En aquel 92-75 del pasado 8 de Marzo el internacional argentino hacía uno de sus mejores partidos con la camiseta blanca alcanzando 28 de valoración gracias a sus 15 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, pero sobre todo mostrándose superior a un Calathes al que dejó en 10 puntos y 3 asistencias, con 4 pérdidas de balón y un pobre 4 de valoración, muy lejos de sus números habituales. Doncic era baja por lesión, y Campazzo encontró en Causeur a su mejor escudero (26 puntos del francés), pero es que además el combo Campazzo-Causeur se comió a la pareja Calathes-James, por mucho que el americano acabase con 23 puntos… pero con 1 de 9 en lanzamientos triples.


Calathes y James no pueden ser más opuestos, y a buen seguro que Laso sabrá valorarlo. Poco importa que el ex –baskonista se vuelva a ir por encima de la veintena de puntos si reincide como escopeta de feria. Su triste 7 de 42 en triples durante el campeonato incita a la esperanza blanca. James no se corta un pelo y no es el mejor jugador posible a la hora de seleccionar el tiro. Un jugador genial que funciona como arma de doble filo para su propio equipo.


Pero todo pasa por recuperar a Campazzo y/o a Llull. De lo contrario las opciones madridistas quedan muy reducidas frente al binomio Calathes-James con Nikos Pappas como muy buen recambio en la dirección. Matt Lojeski, Marcus Denmon, K.C. Rivers y el joven tirador lituano Lukas Lekavicius completan un juego exterior de campanillas, y sin duda el mayor fuerte del roster griego. Pero no es simplemente un equipo de tiradores, ya que aleros e interiores como Thanasis Antetokounmpo, James Gist o un jugador que combina talento y sacrificio a partes iguales como Chris Singleton conforman un plantel temible bien dirigido por un Xavi Pascual demostrando capacidad para triunfar en un ecosistema distinto al de la ACB pese a vivir bajo la presión de su presidente, el joven multimillonario Dimitris Giannakopoulos enfrentado sin ambages y de manera frontal a la Euroliga, tanto es así que ha llegado a colgar en su cuenta de twitter una foto montaje con un cartel de “El Padrino” cambiando la estampa de Vito Corleone por la de Jordi Bertomeu. Inaudito. El Real Madrid es precisamente uno de sus objetivos favoritos, como dejó claro cuando envió un dossier sesgado y manipulador a la Euroliga sobre presuntos tratos de favor y ayudas arbitrales a Real Madrid, Baskonia, Fenerbahce y Olympiacos. Giannakopoulos es uno de esos personajes nocivos para el mundo del deporte, quien no deja de ser por otro lado (sólo que con posición, dinero y un enorme altavoz mediático) reflejo de una gran cantidad de aficionados llorones y victimistas de los que ninguna afición se libra (desgraciadamente tampoco el madridismo) empeñados en que absolutamente todo lo que se mueve alrededor suyo obedece a una conspiración orquestada en la sombra en la que instituciones, árbitros, e incluso comentaristas televisivos intentan sin desfallecer atacar los intereses de su equipo. Veremos si la actitud beligerante del potentado griego tiene algún peso en la eliminatoria, y si mantiene su órdago de retirar al equipo de la competición de clubes más importante del continente. Como decimos, mucho mérito el de Xavi Pascual pudiendo convivir con semejante elemento.




Giannakopoulos y su extraña concepción del deporte.



Volviendo al baloncesto puro y duro, hay que incidir en el duelo en las posiciones de bases y escoltas. Luka Doncic, cuya calidad está fuera de toda duda, volverá a sumar en todos los aspectos del juego, pero Laso necesita de nuevo a Campazzo-Causeur como perros de presa a la manera de Thomas-Dumars en los tiempos de los Bad Boys de Chuck Daly. Sin el argentino (y sin Llull) las opciones de Laso quedan muy reducidas, sobre todo pensando en una serie que se presume larga. Combos como Causeur-Rudy o Causeur-Taylor (veremos si Laso vuelve a apostar por el alero sueco como “stopper” de bases rivales, como ha hecho en ocasiones frente a Spanoulis o Satoransky, y normalmente con buenos resultados) pueden funcionar frente a la dupla Calathes-James en momentos determinados, pero si pensamos en una serie dura y larga (si he de apostar, diría que hablamos de cuatro partidos mínimo) la brutal insistencia de un jugador tan incansable como el Facu se antoja vital. Estamos obviando a Chasson Randle, un jugador que ha cumplido con lo que se le pedía: ser un parche temporal. Su ausencia frente a Fuenlabrada pese a la ausencia de nuevo de Campazzo, dejando sólo a Doncic en la dirección (Causeur tuvo que jugar de base varios minutos) parece la declaración definitiva de que su concurso esta temporada ha tocado a su fin. Pero precisamente mientras escribo estas líneas leo la noticia de que el Facu ha de pasar por el quirófano, con lo cual se abre otro escenario para Laso, de nuevo ante el “más difícil todavía” y posiblemente obligado a contar de nuevo con el norteamericano aunque sea para un papel muy residual, ya que todo indica a ver a Doncic pasando la treintena de minutos en cancha en cada partido, y en este sentido repetimos, pensando en una serie a cuatro o cinco partidos las facultades físicas con las que puede llegar el astro esloveno a los momentos decisivos de la eliminatoria deben ser considerados con este terrible hándicap.


En compensación Laso afronta esta serie viendo a su juego interior atravesar un gran momento de forma. Tavares está totalmente integrado en el equipo y consigue que al rival se le haga de noche cuando se acerque a la zona blanca. La preocupación de Laso estará en saber protegerlo de las faltas personales. Ayón parece haber olvidado sus problemas de hombro y los más recientes de tobillo y llega en una versión bastante parecida a la de su mejor nivel, al igual que Anthony Randolph. El nacionalizado esloveno ha recuperado su excelencia anotadora, explotando en la última jornada de Euroliga, de la que fue MVP después de sus 23 puntos (8 de 10 en tiros de campo), 5 rebotes, 4 asistencias y 5 robos de balón, que le permitieron alcanzar la burrada de 38 de valoración ante el Brose Bamberg. En ACB viene de sumar 16 puntos (6 de 8 en tiros de campo) y 6 rebotes en Fuenlabrada. El ascenso de Randolph, como suele pasar en estos casos, supone una bajada en importancia en el rol de Trey Thompkins. Felipe Reyes ha descansado en ACB debido a una inoportuna fiebre, y es duda para el primer partido, pero a buen seguro tendrá minutos durante la serie y su productividad independientemente del tiempo que permanezca en cancha volverá a ser evidente. En definitiva, y pese a la calidad de Gist y Singleton, el Madrid debe explotar lo máximo posible una presunta superioridad en la zona, pese a que en el global de ambos duelos disputados esta temporada entre ambos equipos el Panathinaikos supera a los blancos 75 a 73 en rebotes (curiosamente el Madrid fue superior en esta estadística en su derrota en Atenas, consiguiendo 35 rebotes por 33 de los griegos, mientras que los de Pascual en su derrota en Madrid capturaron 42 rechaces por 38 del rival) De hecho si nos atenemos a lo realizado durante toda la Euroliga, el Madrid ofrece unos magníficos 35.57 rebotes por partido (tercero tras Maccabi y Olympiacos) por 32.9 de PAO (noveno equipo en la tabla reboteadora) En realidad los blancos aparecen superiores en prácticamente todos los aspectos estadísticos en comparación a los de Atenas, pese a quedar un puesto por debajo en la tabla debido a ese triple empate final entre Olympiacos, Panathinaikos y Real Madrid (y quien piense en una posible derrota amañada por parte de los jugadores de Olympiacos, es porque sinceramente desconoce la rivalidad del baloncesto ateniense entre Panathinaikos y sus vecinos rojiblancos) La temporada europea del Real Madrid, teniendo en cuenta la dureza de esta competición y las adversidades sufridas en el roster blanco, ha sido francamente buena, y pase lo que pase en su eliminatoria ante PAO debe ser considerada de tal modo. Alcanzar plaza para otra Final Four sería llegar a cotas de notable o sobresaliente.


En este blog nunca hemos escondido nuestra admiración por el trabajo de Pablo Laso en el banquillo madridista. Creemos que se ha ganado a pulso sentarse en el mismo Olimpo que Pedro Ferrándiz o Lolo Sainz, considerando la dificultad del máximo baloncesto continental actual. Quien tenga dudas le recomiendo que repase de nuevo las primeras copas de Europa conquistadas por el Real Madrid y valore las diferencias entre aquellos torneos y la actual Euroliga. Baste ver como equipos del calibre de Darussafaka y Lokomotiv Kuban se han tenido que “conformar” esta temporada con jugar la final de Eurocup. Las 16 plazas euroligueras son muy caras y pertenecen a auténticos “pata negra” del baloncesto europeo. Laso ha ido superando retos en el banquillo madridista a base de mucho trabajo y de una capacidad para sobreponerse a la presión propia de quien fuera uno de los mejores jugadores nacionales de su momento. Pero posiblemente se encuentre ante el definitivo “más difícil todavía” de su trayectoria como entrenador merengue.


Es la segunda vez que afronta unos cuartos de final con factor cancha en contra. La ocasión anterior no le deja buen recuerdo, pues en la primavera de 2016 el Fenerbahce eliminaba a los blancos con un rotundo 3-0, en una serie en la que el Real Madrid apenas tuvo opciones. El OAKA, no hace falta recordarlo, es una de las canchas más calientes y difíciles de Europa. El Panathinaikos llega a la cita clave antes de la Final Four mucho más fresco y descansado, como corresponde a un equipo que juega la liga griega frente a la potente ACB. En esta última semana sin ir más lejos el equipo de la capital de España se ha enfrentado en cinco días a Joventut de Badalona y a la revelación Fuenlabrada. Tras el partido en el sur de la comunidad Laso se mostraba satisfecho. Había arrancado una victoria que le deja prácticamente en bandeja la primera posición ACB y factor cancha en todas las eliminatorias, pudiendo dosificar perfectamente a sus jugadores (aun así y debido a los problemas en el puesto de base Luka Doncic se tuvo que ir por encima de los 27 minutos) Pero la comparación de nuevo con la situación griega no invita al optimismo, y es que el Panathinaikos saldó su semana con dos palizas que dejan clara su actual superioridad en el baloncesto griego (no han perdido ni un partido) Ganó de 34 en su visita a Creta y recibió al Kolossos de Rodas al que aplastó por 24, con Calathes por debajo de la veintena de minutos. Esto sucedía el pasado viernes, es decir, llegan al primer partido de cuartos de final con un día más de descanso. Por si fuera poco Xavi Pascual cuenta con dos piezas importantes fichadas a mitad de curso que no están inscritos en la liga, con lo que su gasto físico durante la temporada es bien distinto al de la plantilla madridista. Hablamos de Adrian Payne y por supuesto de Mike James.


Todas estas dificultades palidecen ante la última y mayor de todas, y es que en una temporada concebida para encomendarse a una magnífica tripleta de bases formada por Doncic, Llull y Campazzo, el técnico vitoriano cuenta sólo con la joya eslovena, un Doncic superlativo durante gran parte de la temporada pero a quien justo antes de parar por problemas musculares ya se le advirtieron preocupantes signos de fatiga. Doncic es un baloncestista inconmensurable, que agota los calificativos, pero no es un superhombre.


Madrid ha puesto de moda, muy a pesar, la importancia de tener un master en tu currículo. La web de Marca, con tino, bautizaba al equipo de fútbol como “master en supervivencia” después de su agónico pase a semifinales de Champions League tras dejar en la cuneta a la siempre peleona Juventus de Turín. Hoy Laso dejaba una frase que puede resumir la accidentada temporada blanca: “hemos hecho un master en lesiones”.


Contra Calathes, contra James, contra el OAKA, contra un rival más descansado, contra la historia del factor cancha en contra... el master en lesiones quiere serlo también en supervivencia. 



In Luka we trust







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